“Todo sale del gran libro de la naturaleza; las obras de los hombres son ya un libro impreso…”
Antonio Gaudí
Durante muchos siglos, la botánica y el arte parecían ser dos conceptos independientes, imposibles, casi imaginarios; el arte religioso, los retratos y las representaciones históricas se tornaban a un primer plano, y fue así hasta el siglo XVII que en Holanda se comenzara a resaltar mucho más la belleza de éste dentro de la pintura, no como complemento, sino como eje central.
No fue solo hasta llegar al siglo XIX en donde finalmente la botánica se apodera de una vanguardia, el Art Nouveau, una corriente artística que se representa como la muestra de un avance alto y moderno de las artes, en donde la naturaleza la tomaban como su musa y su inspiración principal, en rechazo a la revolución industrial y a los cambios que implicaba la aceptación del maquinismo
En un mundo cada vez más industrial, con un afán citadino casi que inherente en nuestras vidas, rescatamos la botánica, con esa fuente de inspiración de los detalles ocultos de la naturaleza, y su belleza inigualable entre similitud y diferencias que hacen único cada flor, cada planta, cada hoja.
Entre hojas, flores y miles de colores, la botánica se ha convertido en gran parte la esencial de nosotras como Las chicas que pintan. Abstraer colores, resaltar texturas, crear formas y sobre todo generar un equilibrio perfecto para los espacios que intervenimos con nuestro arte y la inspiración infinita con la naturaleza. Una oportunidad de llenar de una vibra tan bonita, de tranquilidad, la libertad, y la belleza a los espacios interiores.